LA TIERRA DEL OLVIDO: HEROÍNAS, LAS GRANDES IGNORADAS
Recibir un
encargo y sobre todo de lo que siempre ha constituido una de mis grandes
pasiones, la de escribir, es como pedirle a un amante de la buena mesa que
asista a una cata de los mejores jamones ibéricos de bellota. Así pues, inicio
esta aventura incursionando por la
Tierra del olvido, su historia, pero sobre todo la de sus
mujeres, las grandes ignoradas. Ellas fueron un baluarte importante para conquistar
los sueños de independencia de lo que fuera el antiguo Nuevo Reino de Granada.
Y aún hoy continúan siendo las principales luchadoras por la visibilización y
reconocimiento de sus derechos.
Un icono
femenino, el más conocido fue el de la heroína Policarpa Salavarrieta que
sirvió de espía a las tropas federalistas y fue fusilada con los ojos vendados
y de espalda por un pelotón de las tropas realistas durante la Reconquista española.
Pero hubo muchas más que fueron sacadas del anonimato por un grupo de jóvenes
investigadores de Historia, de la Universidad Nacional de
Bogotá. Mencionamos aquí sólo algunas de aquéllas heroínas, porque sus
orígenes tan diversos ilustran cómo la
causa federalista fue abrazada por la mujer neogranadina sin distingos sociales
ni económicos. Fueron ellas, Francisca Guerra, Melchora Nieto, comerciantes, Evangelista Tamayo que se alistó bajo
uniforme de hombre en las tropas del Libertador Simón Bolívar y alcanzó el
rango de capitán; la maestra Bárbara Forero, doña Juana Petronila Nava, de la
Casa Nava del Principado de Asturias;
Mercedes Abrego, costurera fusilada por haber confeccionado un traje para
Bolívar. Un centro de conspiración y
espionaje fue la casa de Andrea Ricaurte. Allí fue descubierta y capturada La Pola. De Ricaurte es de la única mujer que se tenga noticias que
haya escrito sobre los acontecimientos de aquella época. En su casa se reclutaban
guerrilleros para alistarse en los ejércitos de Bolívar y Santander; allí mismo
se intentaba disuadir a los simpatizantes realistas para que se pasaran a los
rebeldes. Y fueron célebres las Tertulias promovidas por mujeres de gran
cultura, entre ellas Manuela Sanz de Santamaría, con dominio de varios idiomas en cuya casa se discutían las noticias que
llegaban de Europa, o se disertaba sobre las últimas corrientes literarias.
Pese a tanto
sacrificio, una vez instaurada la república,
la mujer tuvo que volver a su mundo manejado por hombres. Sin embargo,
no ha dejado de levantar su voz.
Así lo demuestra
hoy Gloria Amparo Suárez, 23 años al frente de la Organización
Femenina Popular – OFP – que recién ha cumplido 40 años de
existencia en la lucha por los derechos de la mujer en la zona del Magdalena
Medio, la región más castigada por la violencia paramilitar en Colombia.
No es fácil comprender
esta invisibilidad de la mujer en nuestros mundos sobre todo cuando la
tecnología avanza a una mayor velocidad que la evolución del pensamiento. Pero
baste con saber que en Colombia fue aprobado el derecho del sufragio femenino
apenas en 1958. Tanto aquí como allí aún prevalece en el imaginario femenino un
afán de emancipación, de reconocimiento y de respeto que debe ir mucho más allá
de repartir tareas domésticas en el ámbito de lo privado.
Por
Eleonora Sachs
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