Decía el filósofo
y escritor Ortega y Gasset que si bien en
un principio el bibliotecario debía ocuparse del libro como una cosa, un objeto
material, ahora debe ocuparse de ello como algo viviente. Es lo que hizo un
día cualquiera Patricia Robas, - Licenciada en Biblioteconomía y Documentación
por la Complutense
y trabajadora de la
Biblioteca de Illescas cuando, atraída por un curso sobre
encuadernación artesanal en Madrid, descubrió lo que le hacía falta a Illescas. Primero le llamó la atención el nombre “Un
Cuarto Propio” tan literariamente evocador de la Asociación que ofrecía
el curso. Luego le atrajo la variedad de su oferta cultural. Pero lo que más
gratamente le sorprendió fue la pasión por los libros que transmiten todos los
miembros de la Asociación
y en particular Cristina Serrano, con su formidable experiencia en Talleres
Literarios. Fue así como en noviembre del año pasado Cristina impartió por
primera vez en una de las salas de la Biblioteca de Illescas el Laboratorio de
Escritura. “Porque eso es lo que se hace
en este Taller, experimentar, despertar la imaginación, poner a prueba el
ingenio, el conocimiento, el amor por las Letras” señala Patricia, quien
además hace hincapié en la implicación y defensa que ha hecho Tomás Gabriel,
director de esta Institución, para que salgan adelante todas las actividades que en ella se llevan a
cabo – Laboratorio incluido.
Para el próximo año
ya hay nuevas solicitudes y nuevos alumnos, porque esto es efectivamente un
servicio público de lo contrario, señala esta bibliotecaria, se traicionaría el
espíritu con el que fue reconocida la labor de las Bibliotecas Públicas por la UNESCO , como – por citar un
par de principios - el de la gratuidad, pero principalmente el de llegar a una
mayoría, evitando así que sus ofertas sean monopolizadas por grupos que ya han
acudido a este Laboratorio. Saber transmitir lo que se sabe es un
aforismo griego bien conocido, y es lo que Cristina Serrano sabe hacer dejando
siempre un agradable regusto por aprender más. Ella misma es escritora y ha
sido jurado en varios concursos, incluso en el último celebrado en Illescas. Dicho
certamen cumple ya tres años y va tomando fuerza dado el aumento en la calidad
y cantidad de escritores noveles; de 35 participantes en la primera edición, se
presentaron 60 en esta ocasión - cuenta
Patricia.
“Nada hay en el mundo que purifique tanto
como el conocimiento…” respondía así Krshna el Bienaventurado a Arjuna en la Gita , texto sagrado, considerado la “esencia” de
la sabiduría hindú. Y no hay nada más
valioso para la memoria de un pueblo que poder presumir de un buen canal de transmisión de conocimiento e
información, como tiene que ser la Biblioteca Pública.
Ésta, además, debe responder a las necesidades de su comunidad, en todos los
aspectos, esencialmente como motor de
cambio social, como vía de discernimiento, como lugar espacioso y solaz dónde
reflexionar.
En Europa
figuran entre las mejores, “El diamante negro” de Dinamarca; la barroquísima Biblioteca
Joanina de la Universidad
de Coimbra en Portugal. En España por su diseño y funcionalidad la Biblioteca San Antoni Joan Oliver en
Barcelona, premio Pritzker en marzo de este año. En Medellín – Colombia - el
ambicioso Parque Biblioteca, ganador de varios premios en bienales
suramericanas y panamericanas de
arquitectura. Erigido en las zonas más deprimidas de la ciudad ha ido erradicando
la violencia de las calles. Otro tanto ha sucedido en las favelas de Río de
Janeiro desde la inauguración de su Parque Biblioteca Manguinho, siguiendo el modelo de Medellín. Por eso
creemos que, pese al invaluable servicio que presta hoy la Biblioteca de Illescas desde sus instalaciones, éstas se han quedado ya
pequeñas dado el vertiginoso crecimiento de este pueblo de la provincia de
Toledo, cabeza de comarca, famoso de siempre por sus cinco Grecos y pronto –
esperemos - por su Certamen Literario.
Por
Eleonora Sachs
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